MI CUBA PERSONAL por Leticia Ntú

I.- Mi Cuba personal

En 1983, un joven enamorado de 20 años pintó, como sentencia y despedida, en la pared de una recámara en la Ciudad de México, un fragmento de una canción de Silvio Rodríguez “Los amores cobardes, no llegan a amores ni a historias, se quedan ahí ”.

Meses más tarde, en un balcón del Hotel Dauville del malecón de La Habana con 18 años, una chica enamorada, miraba el amanecer pensando, con lágrimas en los ojos que ese amor, coyoacanense, juvenil y abrasador, se había quedado ahí. Nadie en el mundo, podía sospechar lo que pasaría 30 años más tarde…

Era yo la que miraba el malecón de La Habana aquella mañana de primavera. Formaba parte de una delegación de al rededor de 20 jóvenes mexicanos que fuimos invitados a conocer esa Isla en revolución y el socialismo.

Participábamos juntos del trabajo de solidaridad, que realizabamos todos los días en aquel edificio de tres pisos, de la calle de Aniceto Ortega en la Colonia del Valle, en Ciudad de México.

Teníamos ahí una librería, la “Ho Chi Minh” y tres sedes: el Comité Mexicano de Solidaridad con Vietnam (CMSV), la Asociación Mexicana de Amistad con el Pueblo Palestino (AMAPP) y el Comité “Manos fuera de Nicaragua” (MAFUENIC).

Nosotros mismos habíamos habilitado con nuestras manos, la librería, las oficinas de cada comité y lo que funcionó como auditorio y lugar de reunión, en la sala comedor de aquella casona. Ese era nuestro centro de trabajo, de actividad política y de militancia. Era además nuestro lugar de encuentro y el despliegue de historias sin fin, de estudio y formación, pero también de amores, desamores y largas amistades.

Casi todos habíamos participado del movimiento estudiantil en aquellos años en nuestros bachilleratos, la mayoría en la Preparatoria # 6 de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En ese tiempo, cuando llegamos a esa casa, la Embajada de Vietnam en otra parte de la Ciudad de México estaba cambiando de domicilio, así que todos nosotros ayudamos en esa mudanza y en el acomodo y limpieza de la nueva sede. En agradecimiento, los compañeros vietnamitas gestionaron nuestro viaje a Cuba, con un costo bajísimo y con un programa de actividades inolvidables por una semana.

En el jardín de la casa en la que yo vivía en Coyoacán, montamos por al rededor de 3 meses, cada sábado y domingo, una Venta de Garaje permanente para juntar ese dinero que requeríamos para viajar. Desde los preparativos, la ilusión del viaje, de convertir en realidad el sueño, todo se tornó una tarea colectiva, que redundó, estoy segura, en que la amistad del grupo se extendiera por décadas.

Era la primera vez que algunos se subían a un avión y no lo sé de cierto, pero creo que la primera que salíamos del país y todos habíamos logrado costearlo por nuestros propios medios.

Conocer Cuba, fue en nuestras vidas, estoy segura, un antes y un después. Convivimos con jóvenes de nuestra edad, fuimos de visita al Instituto Pre-Universitario Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Illich Lenin, al Instuituto Cubano de Amistad con los Pueblos, nos reunimos con los llamados “Camilitos”, que eran entonces, estudiantes de las Escuelas Militares Camilo Cienfuegos, concretamente en Guanabacoa.

No estoy segura si era el estreno, pero fuimos al cine Yara para a ver la película «Se Permuta» de Juan Carlos Tabio que estaba en cartelera con gran éxito.

No faltó la visita a los helados Coppelia, a Santa María en las Playas del Este, al Palacio de las Convenciones en La Habana, al Malecón, al Museo de la Revolución, al Parque Lenin, a la Plaza de la Revolución, a una fábrica de tabacos detrás del Capitolio; estuvimos también en una descarga de Nueva Trova en una peña, en no recuerdo qué lugar…

El olor de La Habana me acompaña desde entonces, puedo evocarlo. Ese viaje para mi, constituía el primer acto de autodeterminación e independencia.

Recuerdo la convivencia, la playa, el calor, la belleza de los cielos, el mar azotando en el Malecón uno de los días del viaje.

Pero sobre todo recuerdo aquella sensación que me sobrecogió y que abonó para intentar en mi vida caminos que no siempre logré y es que, lo notable en aquellos jóvenes habaneros de mi edad era…la Libertad.

La manera en que se conducían, la manera en que preguntaban, la forma en que nos relataban sus vidas y sus días, la capacidad de análisis que mostraban, la manera de llevar sus cuerpos, de moverlos, de habitarlos, “el canto y la cultura”.

La dignidad del porte de las mujeres de mi edad que tenían una gran seguridad y se movían por su ciudad tranquilas y acompañadas siempre de la Revolución que las había dotado de derechos, derechos que para mi y mis compañeras de viaje eran todavía utopías.

Muchas olas trajo el mar y muchísimos ciclos lunares tuvieron lugar y volví a La Isla en cuatro ocasiones más; tres de las cuales fueron para llevar a mis hijos que ya eran adolescentes y a los que había que empapar de la magia, la música y el baile, mostrarles la Revolución, la dignidad, la alegría de un pueblo emancipado y los primeros trazos de libertad.

La valentía de aquel amor de juventud, remontó con fuerza. Tuvieron que pasar 30 años para que mi compañero, aquel que pintó la pared de mi cuarto, y con quien comparto hoy y desde hace 10 años la vida, supiera que lloriqueaba por él en aquel viaje ochentero, sin que ninguno de los dos hubiéramos imaginado nunca que sería él quien iría a vivir, a estudiar y a resguardarse en familia, de las garras de una dictadura en la maravillosa Cuba.

Y que hoy por hoy La Habana es nuestro lugar favorito y el lugar más claro, en el que siempre queremos estar. En el que nos reciben los vecinos, los amigos y nuestra casa en Alamar.

Así es que me precio de tener una Cuba personal, una Cuba muy introyectada. Una Cuba que generosamente me ha recibido y que me acoge siempre. Una Cuba “que me eleva y me hunde, que me fragua, lo mismo que me funde”.

La Habana, febrero 2024


*Leticia Ntú: Intelectual chilena. Ha pertenecido a varios movimientos de solidaridad internacional y socialistas. Actualmente dedicada al trabajo comunitario desde la cultura en Cuba y México.

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