Nos duele hondamente la noticia de la desaparición física a la edad de 95 años de Thiago de Mello, amigo fraterno, amoroso defensor de la Amazonía, su tierra natal, poeta infinito.
Luchó contra la dictadura de su país, sufrió en el exilio y fue miembro activo de la Red En defensa de la humanidad desde sus primeras convocatorias en apoyo a todas las causas justas.
Fue un adelantado al abrazar el cuidado de la naturaleza y plasmó en su poesía la vinculación esencial y afectiva de los seres humanos con su tierra y su cultura.
La muerte del autor de ‘Los estatutos del hombre’ es una pérdida irreparable para los seres sensibles de este planeta a quienes deja, con su obra, un legado de amor a las raíces y un canto a la libertad en su más pleno sentido.

ANIMAL DE LA SELVA
Thiago de Mello
De madera lila (nadie me cree)
se hizo mi corazón. Especie escasa
de cedro, por el color y porque abriga
en su interior la muerte que lo amenaza.
¿Sufre la madera? Pregunta quien me ve
los brazos verdes, los ojos llenos de alas.
Responde por mí la luz del amanecer
que recubre de esmaltadas escamas
las aguas densas que me dieron casta
y cantan en las raíces de mi ser.
Estoy en el crepúsculo de la ribera
entre las estrellas y la tierra que me bendice
las raíces.
Ya apenas me hace daño
mi bravo corazón de agua y madera.